sábado, 14 de noviembre de 2009

Dos meses por Perú

Una o uno esta tan acostumbrada o acostumbrado a vivir en “su lugar” que se vuelve complicado poder adaptarse a otro lugar. Pero a veces hay que negarse a adaptarse.
Ya hace dos meses que estamos viajando por Peru. Vimos paisajes increíbles, conocimos gente agradable y solidaria. Sin embargo en este país hay un sabor amargo y no podemos dejar de sentirlo. La violencia se cuela en todos los niveles y cobra diferentes expresiones.  Cuando llegamos a Aguas Calientes nos sorprendió ver a dos chicos pegarse con rebenques, aunque ellos decian estar jugando. Indagando en el por qué de tal “juego” agresivo nos enteramos que en las escuelas se golpea a los alumnos, y que en las casas a los hijos. Los maestros llevan un palo, símbolo de autoridad, y también símbolo de poder ejercido con violencia directa.
En Lima hemos visto una marcha de alumnos que pedían por la suba de presupuesto en la educación pública (o mejor dicho, para que no siga bajando el presupuesto) . Habia mas policías que manifestantes, y estos ultimo iban cercados por una cárcel de policías, con un tanque tira agua detrás. Los manifestantes tienen que pedir permiso para hacer la marcha, y la autorización se concede con horario de principio y fin… ah, y no pueden llegar al Congreso, está prohibido para cualquier manifestante llegar al Congreso, a ese lugar que supuestamente representa al pueblo y que debe velar por los intereses del pueblo.  En fin, esta marcha, parece que como todas según nos han dicho, teminó en golpes por parte de la policía a los manifestantes. Terminó en algo que se llama represión. Pero acá no se pronuncia esa palabra, acá no se usa esa palabra ni su significado. Está naturalizado que la policía reprima, que el Gobierno reprima.
Por lo menos las personas con las que hemos hablado, que han sido bastantes, no tienen un pensamiento critico sobre la violencia. No lo ven como algo extraño. Tampoco los periódicos o la prensa en general, ni siquiera hablan de ello, ni siquiera hablan de la marcha… a menos que algún congresista este paseando por ahí.

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