martes, 1 de septiembre de 2009

Tren Villazón-Oruro

Queríamos dormir en La Quiaca y cruzar el día de salida del tren, pero "tía Cristina" y "tío Sergio" habían pagado una habitación en Villazón pero iban a dormir en La Quiaca, asique dormimos en una habitación bastante bien (con sábanas limpias y ducha al estilo "bañate todo lo que quieras"). El militar boliviano intentó cobrarnos algún tipo de multa por no hacer los papeles en ese momento, pero lo convencimos de que los íbamos a hacer al otro día, y además se dio cuenta de que no nos iba a sacar nada.
El lunes conseguimos pasajes a Oruro y nos fuimos en Salón. Debo destacar que a veces hay que dejar de lado la clase turista o popular, una se cansa de cagarse de frío y dormir con un alambre clavado en la espalda (debo destacar que viajamos en salón gracias a Gabri porque yo, por ahorrar unos pesos, hubiese viajado en popular).
Hay costumbres locales que a veces dan bronca. No nos dejaban subir con las mochilas (los del tren decían de que vayan en el furgón) pero si subían con bolsos y bolsas grandotas con cosas. Capaz que se nos hacía mas fácil si metíamos las mochilas en bolsas de basura y subíamos con eso... pero no fue necesario, lo convencimos -con un poco de escandalo y de limada de oído constante- de que cargábamos cosas valiosas. Después le dimos una pulsera por el favor, accionar que nos enseñaron Romina, Hugo y el nuevo en la familia por nacer (ya pudo haber nacido), artesanos de Tilcara.
El viaje en tren fue el mas ameno de todos en tierra boliviana. Viajar durante 4 días de Villazón a La Paz en la carga de harina de un camión dolió pero pude ver todo con lujo de detalle (la velocidad del camión oscilaba entre 10 y 40 km por hora), por supuesto que se hizo ameno por las otras 4 personas que también venían. Viajar en flota o micro no tiene nada de interesante, es más mejor viajar de noche así si se cae el micro al precipicio venís dormido.