Si en un país no te va bien la primera vez, no hay que intentarlo otra vez, aunque solamente sea de paso. Estuvimos cinco días para hacer como mucho 100 kms, nos insolamos haciendo dedo, nos boludearon (no con mala intención, sino porque no tenían sentido común) en un lugar de salida de camiones, hasta recurrimos a que un policía pida dedo por nosotros, y eso nos da vergüenza hasta decirlo. Al final, en un pueblo en un cruce de rutas se nos hizo de noche y pedimos armar la carpa en un descampado que parecía pertenecer a un puesto de comida. Cuando llegamos con las cosas, la gente del lugar se volvió loca y un pendejo totalmente pasado de merca (léase cocaína) nos echó insultándonos y de manera muy, pero muy agresiva. Como no queríamos tener más problemas en el pueblo fuimos a buscar a Defensa Civil ya que no había Bomberos, aunque sin muchas esperanzas. Defensa Civil sólo se encarga de las personas que van y dicen que las están por matar, y no pueden entender que si tienen lugar puedan prestárselo a algún viajero para poner la carpa. Cuando llegamos a Defensa Civil se acercó un hombre, un ex militar, con un rifle quien, luego de mucho hablarle, nos dejó armar la carpa. El séquito de este hombre, nenes de 16 años como mucho, también cargaba rifles y también querían ser militares. Ah, en este lugar no había ningún refugiado ni nada por el estilo, en sí no había nada, simplemente protegían los camiones que estaban estacionados ahí (alquilaban el lugar como estacionamiento).
A la mañana siguiente, cansados de todo, decidimos nuevamente tomarnos un bus en Colombia y salir lo más pronto posible del país, así que por la noche ya estábamos en Turbo. De Turbo pasamos a Capurgana, en donde te reciben con unos rifles impresionantes y te sellan el pasaporte con un anillo de oro que carga a un funcionario del DAS.
Sin estar ni una hora en Capurgana pasamos a Panamá, a Puerto Obadia. Por lo que nos contaron, nos hubiera salido más barato y hubiera sido más fácil cruzar de ilegales a Panamá.
